Antes de empezar será mejor que nos ubiquemos un poco: búlgaros es un país situado en la Península Balcánica. Sí, allí hay mucha gente interesada en aprender español. Antes se le prestaba más atención en el bachillerato, pero actualmente incluso hay escuelas que lo empiezan a enseñar desde el primer grado. Esto lleva a una inevitable interferencia entre el español y el búlgaro de la que se pueden sacar unas conclusiones más generales. Yo personalmente lo llevo estudiando ya diez años y a continuación voy a compartir con vosotros una lista de los errores más comunes que he notado que se repiten entre muchos estudiantes y los que todos nuestros profesores están hasta las narices de corregir.
Ser/estar
La pesadilla de cada alumno de nivel inicial. Esto se debe a que en búlgaro describimos con un mismo verbo tanto los estados temporales como las cualidades. Y ahora resulta que cada vez tenemos que «clasificar» la palabra antes de escoger uno de los verbos. Además, resulta que a veces hay excepciones y todavía me acuerdo de mi profunda confusión cuando me explicaron que se dice «estar muerto».
- ¡¿Pero eso es temporal?! - exclamé yo - «Estar vivo» sí que tiene una lógica, pero una vez muerto, ya está, no hay marcha atrás.
A eso mi profesora respondió con un argumento indiscutible:
- Pues, se dice «estar muerto». Punto.
Nosotros(as)/Vosotros(as)
En búlgaro los pronombres personales no tienen género. Pero supongo que los femenistas españoles han luchado más por sus derechos que los búlgaros y ahora la norma incluye dos formas de primera y segunda persona del plural: una masculina y otra femenina. ¡Qué bien! Ahora corro el riesgo de meter la pata si por casualidad pierdo a algún señor de vista entre muchas mujeres o escandalizar a una señora por despreciar el género femenino en ausencia de hombres.
Diez años más tarde aún me resulta difícil recordarlo.
Enamorarse DE
Uno de los primeros verbos que se aprenden. ¿A quién le importan los días de la semana, los meses o los nombres de los alimentos cuando uno puede expresar «el sentimiento más sublime». Sin embargo, perdidos en la semántica amorosa, nos olvidamos un poco de la parte gramatical. En búlgaro el verbo va acompañado por la preposición que en español equivale a «con». Así que, la próxima vez que alguien os explique CON quien está enamorado, una buena respuesta por vuestra parte sería: «¿Eres de Bulgaria?»
EN el jueves EN las cuatro
Mientras estemos en el tema de las preposiciones, dejadme mencionar una cosa más. Es muy frecuente oír a un búlgaro decir «en el jueves», ya que esa es la construcción analógica en nuestro idioma. Nos resulta muy rara la falta de preposición y de ninguna manera nos viene de forma natural decir, por ejemplo: «El sábado voy al campo».
Otro uso incorrecto de esa misma preposición se produce cuando se habla de la hora. Los búlgaros siempre llegamos EN la dicha hora; de nuevo la analogía con nuestra lengua materna es la responsable.
EL programa
Aunque nuestro idioma no proviene del latín, hay un grupo de unidades léxicas que compartimos con los españoles de manera idéntica. Se trata de aquellas palabras de origen latino que acaban en -ama: «programa», «telegrama», «panorama», etc. Ahora bien, un pequeño detalle que merece la pena mencionar es que nosotros las hemos considerado de género femenino. Por lo tanto, es necesario que pasen por lo menos 5 años de enseñanza y que oigamos unas 646454536728282 veces la locución «EL programa» para que al fin se nos quede grabada en la cabeza.
Volver(se)
Otro caso curioso en el que nuestra intuición lingüística se ve engañada por la interferencia con el búlgaro. En nuestra lengua no existe la oposición de reflexivo - no reflexivo que conlleva a una diferencia de significados, simplemente tenemos dos verbos diferentes. El que equivale a la acepción de «volver» lo tenemos reflexivo, por lo cual los búlgaros «nos volvemos a casa».
Plan presente con formas verbales pasadas
No es casual que haya dejado este asunto para comentarlo al final. Como es muy bien conocido, las cuestiones gramaticales siempre son las que más dolores de cabeza provocan, y particularmente, la concordancia. En cuanto a ella, el búlgaro es un idioma mucho más liberal que el español. De hecho, una concordancia de planes no existe. Tenemos libertad absoluta de combinar las formas como nos apetezca. Así que, queridos españoles, disculpadnos cuando decimos «Esta mañana me levanté muy temprano» o «Ayer me he comprado un vestido estupendo». Nos es que no nos esforcemos, os lo aseguro.